Los coreanos del barrio


Ilustración Loro Coirón
Foto: Perseo 1969

     Me gusta mucho la cultura coreana, disfruto de sus películas, su cosmética y por sobretodo de su  cocina. Como vivo en Valparaíso, la oferta que tengo es prácticamente nula, por no decir inexistente. Así que aprovecho mis idas a Santiago para satisfacer mis antojos orientales.


     Un día, comencé a ver continuamente una familia oriental, que subía y bajaba por fuera de mi  casa, siempre andaban juntos y se veían muy contentos. No sabía distinguir el origen de ellos, no sabía si eran chinos, japoneses o  coreanos. Lo que si, me simpatizaron desde el primer momento que los vi.




     Pasó el tiempo y mi hermana me cuenta, que justo a la vuelta de mi casa pusieron un letrero que decía Corea Mandegi. Yo no lo podía creer, comida coreana a la vuelta de mi casa! Estaba demasiado feliz.


Bueno y así partí a conocerlo, no sé si fui la primera cliente, pero si debo de haber estado dentro de las 5 primeras. Al llegar me di cuenta que los dueños era la misma familia que yo veía pasar, eran super amables, extremadamente corteses y con muy buena disposición. Recuerdo que pedí un kimbap y unas papas en espiral que venían en un palito. 


     Tuve que esperar y mientras tanto, la hija menor de la familia, una niñita de unos 5 a 6 años, se acercó tímidamente y me regaló un corazón de origami, super tierna. Me mostró su manito y me dijo que se había quemado con aceite. Se fue y acompañó a su mamá en la cocina, la ayudaba en lo que podía.


     La comida era muy rica, muy fresca, por lo mismo comenzó a llegar más gente. La clientela era bien variopinta, estaba la señora mayor que vivía sola y que había encontrado un lugar donde comer acompañada, los estudiantes, vegetarianos y harto público alternativo. La familia  coreana abrió una cuenta de facebook y comenzó a tener hartos seguidores, les gustaba sacar fotos de sus clientes y las subían. La gente les dejaba mensajes de apoyo y muchos cariños. Todo parecía marchar bien, hasta que un día escriben "mañana último día de Corea Mandegi, tenemos que devolvernos a Corea".          

     La reacción fue inmediata, llenaron de mensajes facebook, preguntando qué pasaba, porqué se iban y el más repetido, el que no se fueran. Ellos respondieron muy agradecidos, sin dar a conocer el motivo.

     Luego de eso, en el mismo lugar y al día siguiente que la familia se fuera, ponen otro restaurante. Todo tan extraño y abrupto, que el enigma aumentó, todos quedamos muy apenados y con muchas interrogantes. Ya ha pasado casi un año, y a pesar del tiempo, todavía se extraña la alegría y la buena energía de la familia coreana y sus sonrisas que quedaron suspendidas en este barrio tan lejano para ellos.

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