Historias de terror: La mesera loca

Imagen: Angus Oblong

       Siempre trato de buscar la lógica a cualquier comportamiento, pero a veces hay gente que me sorprende con sus actitudes y que caen en formas de ser derechamente anormales. Y esto es lo que sucedió con esa mesera.

      Un día, enfilamos a una cafetería donde eramos clientes asiduos desde hace tiempo. Prácticamente la inauguramos con mi hermana,  la conocimos en sus días de gloria, cuando tenía buen personal, buena comida y buen café. Luego, cambiaron la franquicia y todo lo anterior desapareció, los mozos ya no eran estudiantes, la atención desmejoró y la oferta disminuyó. Sin embargo, el lugar estaba tan estratégicamente ubicado que al final uno siempre terminaba tomando un café ahí.

      La rotación de personal fue lo que terminó por sepultar el ambiente. De todos los mozos que había, solo uno era permanente y el que, justamente, mantenía la calidad de servicio. Era siempre amable y preocupado por los detalles, trabajaba junto a su polola, pero ella era más bien parca. 


      El día que pasó todo esto, estaba la polola del mozo y una niña nueva. No estaba ni el administrador ni el otro mozo. Estabamos relajadas viendo fotos con mi hermana ,  por lo que estuvimos entretenidas un buen rato. Terminamos y me doy cuenta que nadie se acerca a la mesa. Me fijo cerca de la caja y las dos meseras estaban conversando, les hago señas y nada, no se me ocurrió gritar porque estaban lejos. Bueno, comentamos con mi hermana, esperemos unos 5 minutos más y nos vamos. Pasó ese tiempo y como nadie se acercó, ni siquiera a entregar la carta, nos fuimos. Evaluamos hacer notar nuestra molestia (porque en total estuvimos como 15 minutos sentadas ahí), pero al final, como no estaba el administrador y  teníamos otras cosas que hacer nos fuimos solamente. 

      Ya llevabamos una cuadra caminando, cuando escucho, oye niña, niña. Ni siquiera me di por aludida, cuando de repente siento que me tocan el hombro, me di vuelta y era la mesera nueva, con una cara de loca y  me dice que tengo que pagar 200 pesos por haber ocupado el baño, sin haber consumido en el local. Para mi eso fue el colmo, de partida no habíamos entrado al baño y si ellas sabían que estabamos sentadas sin consumir, por último hubieran traído la carta. La verdad no fui muy amable, porque la mina majaderamente insistía en que tenía que pagarle, situación que encontré tan ordinaria, que al final le dije ¿sabes?debes estar realmente loca y me fui.

      Yo quedé atónita, qué onda la galla, que no atiende y más encima se da el trabajo de perseguir por más de una cuadra a alguien que supuestamente vio ocupando el baño. Nunca supe las razones que tuvo realmente la mesera para tener ese comportamiento, porque tenía la cara desencajada, rabiosa. A veces pienso que estaba drogada porque normal no era.

      Nunca más fui a esa cafetería, debería haber leído las señales que me alejaban de ahí. Tuvo su tiempo de gloria, pero todo cambió y de ser un lugar super decente, se transformó en algo totalmente raro. Así que nunca lamenté ese episodio, pero si forma parte de mi anecdotario freak.



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