Me gusta: escritura a mano y lacre

    Si hay algo que me llama la atención es la letra manuscrita bonita. Debe ser porque ahora es un bien escaso, todo se tramita y comunica vía mail, sms, llamadas o videoconferencias, así que la oportunidad de recibir una carta es prácticamente nula.

      Por lo mismo, cada vez que veo una película de época y veo como la pluma rasga el papel tosco y amarillento, me produce una embeleso automático. Si además, se puede escuchar el sonido asociado, es un verdadero regalo  para mis oídos.

     Me acuerdo, que cuando era chica, tenía una profe de inglés. Nunca supe como escribía o si el lápiz que usaba era especial ( no creo, era un bic amarillo), pero siempre al escribir se escuchaba un crujido, un cri cri que era agradable para todo el curso. Tanto, que en más de una ocasión tratamos de imitarla con resultados más bien desfavorables (Al parecer era su sello personal inalcanzable).

    Pero mi carta perfecta, siempre debiera terminar con un lacre. Ese acto de calentar la cera, verterla en el sobre y sellarla, tendría que ser obligatorio para cualquier carta, porque además de lo lindo que es, se siente o por lo menos se ve, como un ritual muy relajante. 

Tutorial aquí

       A pesar de esa admiración por la escritura a mano, debo confesar que cada vez lo hago menos. No sé si será por la costumbre de usar teclado, pero siento que se ha deteriorado mi letra. Que empiezo con toda la buena intención, tratando de hacerla clara y ordenada. Sin embargo, a mitad de camino se me cruzan los cables, se me cansa la mano y escribo todo al lote. No sé si será un mal moderno o un problema de práctica personal.